Tu forma de mirarme, tu risa, tus gestos, tu
pelo. Porque se me acabaron las excusas, y ya no puedo decir: "si tu
supieras", porque lo sabes, porque me conoces. Tengo tantas cosas que
decirte, que no sé por dónde empezar. Y puede que si me pusiera a escribirlas
una a una, me quede en blanco. Quizás sea el momento de darte las gracias por
todas esas tardes que pasamos juntos, o de dártelas por las tardes y los
momentos que nos quedan. Es posible que sea el momento adecuado para decirte,
asegurarte, que en esta vida no quiero otros besos, ni otros abrazos, ni otra
voz a la que hablar. No quiero otros sueños, me gustan estos.
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