Odio todo lo que hay a mi alrededor. La gente falsa, las miradas de superioridad, los “te quiero” por
compromiso, o los “lo siento” por educación. Odio tener que llamarte yo para poder
hablar contigo. Odio sentirme tan sola cuando no están mis
mejores amigas. Odio los días de lluvia y su maldita luz gris. Odio los
lunes y el sonido del despertador. Odio que los viernes llueva, y odio verte
conectado y que no me hables. Odio el machismo, el egocentrismo y el egoísmo. Odio
que todo el mundo me refriegue lo bien que esta con su novio, cuando lo nuestro
no es como antes. Odio que cuando no estás, la gente se abrace o se bese por la
calle. Odio
que compenses tardes y noches llorando en la cama con dos o tres horas a tu
lado en una semana. Odio ser tu
segunda, tercer, o cuarta opción. Y si, odio que casi todos mis odios vayan en relación
contigo. Porque me acostumbre
demasiado rápido a tenerte; y porque te quiero como no debería quererte. Odio que cuando voy a empezar a dejar de
quererte aparezcas como siempre con tu sonrisa y un “te extraño” en el
bolsillo.
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